martes, 15 de mayo de 2012

En voz baja

Tres días estuve, tres, intentando recordar donde dejé el silencio. Busqué en todos los lugares que pueden imaginar. En la mesita de noche, en el cajón de la encimera, en las bolsas de basura, en los armarios empotrados, en las azoteas,...pero no lo encontré. Miré en todos los sitios habidos y por haber. En el suelo encontré un megáfono pero no encontraba al silencio. Dejé de buscarlo con el fin de intentarlo por la noche, a la oscuridad, mientras todos duermen. Eran las 8 y el sol se marchaba. Murciélagos y golondrinas. Las 9 y media y sonaban acordeones. Las 12 y la 1, y las dos y las tres, y desnudos al amanecer me encontré a Sabina. A las cuatro creí encontrarlo. Silencio. ¿Silencio? Luego pasó el camión de la basura y se lo llevó a cuestas. Volvió a escucharse poco, casi silencio, pero nunca más fue lo mismo.

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