martes, 7 de septiembre de 2010

venganza del espejo





Nada más salir de la ducha sintió el cosquilleo del invierno rozar su piel y vio como el frío se apoderaba de ella, y la satisfacción de aquel baño caliente y relajante se desvanecía conforme pasaban los segundos. Agarró su albornoz,al que previamente acomodó en la taza del wáter para una fácil recogida, y se lo colocó encima haciendo aspavientos y muecas típicas del frío. Encendió un calentador de barra que tenía en el baño y se lo puso bien cerca mientras notaba como el vapor que producía al secarse junto a la hoguera electrónica se iba derecho al cristal del espejo que desfiguraba poco a poco su rostro. Era Enero en aquella habitación aunque, paulatinamente, fue haciéndose Mayo. Cuando el tiritar disminuyó y la habitación se hubo caldeado Matilde se despojó del albornoz rosado, que anteriormente se había puesto, y lo dejó caer contra el suelo dejando un ruido sordo que ni ella notó. Con el canto de la mano acarició el espejo y fue borrando todo rastro de vaho para, no sin cierta dificultad, lograr verse en el cristal. Se le notaba en su tez el paso cruel de los años. Su pelo blanco mojado parecía de plata. Las arrugas desmaquillaban su sonrisa que, al igual que su juventud, se fue perdiendo conforme pasaban las primaveras. No, ya no era aquella mozuela que deseaba ser princesa (...) -continuará- (o no)

0 comentarios:

Publicar un comentario

Con la tecnología de Blogger.

Template by:

Free Blog Templates