Para caminar distancias enormes entre sueños y realidad, entre tú y yo
Dejé el sombrero viejo encima del sillón y comencé a extrañarla. Lo hacía porque quería hacerlo ya que sabía de sobra que despegarme de aquel sombrero gris me traía a la cabeza los recuerdos de aquel amor. Solamente en mi testa podía caminar por los parques sin acordarme de ella. Con el sombrero puesto podía nadar a gusto, ver películas, chatear con mujeres, tirarle piedras a las farolas encendidas. Con el sombrero en mi cabeza podía incluso vivir. Pero la vida con condiciones solo es un pedazo de vida. Quería vivir la vida en su plenitud, con sus consecuencias. Quería, en definitivas cuentas, acordarme de ella. Porque hacía solo dos meses que mi sombrero gris, roto por algunas partes, hacía su función. Me acordaba de ella en los mares, en los cines, frente a mi pantalla de ordenador, junto a las farolas. Era colocármelo y ser feliz. Feliz como un niño que se despide de su maestra en las vacaciones. Normalmente incluso dormía con el sombrero ya que las sombras solían bañarme de penumbra en la noche, cuando cerraba los ojos. Era mi sombrero de la esperanza y mis labios con ángulos hacia arriba. Pero hoy quería recordarla y por eso dejé el sombrero en el sillón, en el mismo sillón desde que la vi pegar el portazo dejándome con cara de tonto y con un Marlboro entre los dientes.
El trotar era constante, recto y sin desvíos. Lo único que separaba a ese rocinante de cualquier equino era su protuberante cuerno de rinoceronte que ponía bizcos sus ojos. Era blanco y la luz de la luna lo convertía en fantasma, huidizo en la oscura noche y ruidoso en los bosquejos otoñales. Lo encontré un día cualquiera, de aquello que los sueños parecían hacerse realidad, fueran cuales fueran y costasen lo que costasen. Se llama Abracadabra y tenía siete jóvenes años los cuales lucía como si fuera un caballo árabe. Se llamaba Abracadabra y había sido montado por siete jinetes en noches similares como aquella. Lo encontré y monté en sus lomos como si la noche fuera eterna. Corrimos por los verdes campos que, en la noche, bien parecían azul oscuro o negro lunar. Lo encontré y adelantábamos a la luna que, celosa, nos dio la espalda y se cubrió de nubes para no ver como monopolizábamos la noche. El trotar era constante, sereno y sin desvíos. A esto que Abracadabra relinchó posándose a dos patas mientras yo me agarraba como podía a su crin. No lo hice lo suficientemente bien y resbalé, cayendo sobre aquellas hierbas verdes Andalucía que, en la noche, bien parecían riscos de betún o galimatías del lenguaje. Al caer vi como corría y desaparecía no muy a lo lejos. Me levanté y agarré una rama que encontré en el suelo y, poniéndola bajo mis piernas, me fui trotando en mi caballo de madera, recordando aquel sueño que desapareció como por arte de magia,...y abracadabra....
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La melodía era perenne, como la insólita percusión de un verano interrumpido. Sonaban en nuestros oídos las notas y el baile, como peonzas infantiles en cualquier patio de colegio, sincronizaba aquel espectáculo audiovisual que eran aquel ir y venir de las olas del mar. Retornaban de distintas maneras. A veces con tal fuerza que derrumbaban las fortalezas de arena que hacían de frontera ante el océano. Un océano tan superficial como profundo, como el conocimiento de un maestro, como las verdades de la esquizofrenia, como el beso de un quinceañero. Y mientras tanto vienen y van, como las primaveras o los trenes de mercancías, como las críticas o como la burbuja inmobiliaria. Vienen y yo las veo marchar. Las olas, las despedidas, las canciones de estribillos martilleantes. Vienen y se van como un pero por su pasa, como el diente de león que diviso en el aire. Las olas, las del Atlántico que se meten en la arena, como se meten mis manos entre tu pelo y dejo caer hacia las puntas al igual que las olas al volver al interior. La melodía era perenne, pero el cielo aplaudía el adagio. Se van y se vienen, y entre tanto y tanto se van. Se van hasta el fin de semana que viene en el que juntos, y abrazados las volvamos a ver bailar.