jueves, 5 de diciembre de 2013

Un suspiro en la ventana




Se ha colado un suspiro por la ventana y ahora no hay quien lo eche. He probado con todo, con insecticida, raticida, suspiricida,... y aquí sigue. Sigue dando un por culo aterrador, sublime, como cuando se cuela un vecino en tu casa a contarte la vida del novio de su hija que acaba de encontrar trabajo y ya está explotado. Bien, bienvenido al mundo actual. Un mundo que se ha colado por la ventana y ahora no hay quien lo eche. Quiero echarlo porque no me gusta lo que veo. He probado con todo, con matamundos, cerillas, panfletos electorales,...y nada, aquí sigue. Sigue, haciéndome la puñeta en cada paso que doy, como cuando el mismo vecino coincide conmigo en el ascensor y me comenta sobre el tiempo. "Si, ya me di cuenta que ha refrescado, ¿acaso eres el único que tiene un termómetro corporal". Me vendría bien si hubiese perdido toda sensibilidad a las temperaturas y no sintiera ni el frío ni el calor, pero no, ¿no te das cuenta que voy abrigado? Me di cuenta que hace frío.

Como os decía, se ha colado un suspiro por la ventana y ahora no hay quien lo eche. Es un suspiro roto, desangrado, que se va posando en todos los alimentos. Yo lo espanto, con la mano, pero el suspiro vuelve. 

De pequeño cazaba los suspiros con la mano cóncava y, cuando pasaban unos segundos, cerraba la palma dejando el suspiro atrapado en ella. Nunca me importó de quién procedía el suspiro. En un descuido psicópata de mi personalidad, le arrancaba las alas al suspiro, las doce, para que no pudiera volar. ¿Que si era cruel? A decir verdad sí, lo siento. (ego me absolvo a peccatis tuis in nomine suspire)

Ssssh (onomatopeya del silencio) que se ha posado en la ventana, se fue.

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