jueves, 18 de marzo de 2010

Un paso adelante, dos hacia atrás


Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... ¡Yo no sé!
(César Vallejo)

Salto y me quedo en la mitad, las alegrías duran lo que hace un pato en medio de un estanque: Nada. Lo que ayer se pintaba de colores vivos y eternos hoy lo hace del gris más tenebroso. Parece que mis pasos quieren coger impulso y terminan por no arrancar. Mi voz en estos momentos grita y mis ojos, húmedos, admiten su culpa. No hay perdón para quien no debe ser perdonado y me escucho suplicar en secreto, tan en secreto que ni se yo mismo que lo hago. Mis manos se vinieron vacías pero hoy están llenas de alquitrán. El mismo me lo unto en los ojos para no poder ver la realidad, la lejanía. Las fuerzas se agotan y tu odio se hace más intenso. Me golpea en la cabeza con tesón el álito suspiro de tu desconfianza. Lejos. Muy lejos. La luna...

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