miércoles, 9 de junio de 2010

NEGRO

Sin manos alrededor, solo oscuridad. Sonrío una vez al día pero nunca por felicidad. El cielo no aleja las nubes de mis ojos y cuando parece que ves un rayo de luz, te desmoronas como un castillo de naipes porque lo que creías ser un haz es un simple destello, quizás provocado por el cristal de un reloj o una linterna en la penumbra. Pero solo, camino solo. Sin apoyo ni muletas, cojeando por esta vida de estiércol que me ha tocado. Y es lo que tiene caminar en la oscuridad solo, sin luz y sin apoyo, que al final, te chocas.

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