martes, 16 de marzo de 2010

Mis dados


Porque en ocasiones la solución no radica en la acción sino en la omisión, en ver pasar los años, dejar que corra el tiempo, que el aire mueva las velas, que otros dirijan las piezas. Por eso mismo quisiera atar mis manos a un cielo y ver si necesitas que regrese a ti sin que exista presión por mi parte. Por eso debería quedarme tumbado en la orilla, viendo cantar las olas y sintiendo el fantasma de tu brisa. Por eso debería apoyarme en aquella farola que hay en frente de tu portal, viendo como nos quedamos a oscuras o no se cierra la puerta. Se trata de no querer sobrepasar el límite de la paciencia o de la naturalidad. Cualquier cosa que lo supere podría correr en mi contra y no sería lo planeado. ¿Cómo luchar de esta manera? Si lo que quiero es abrazarte y tengo mis manos atadas al cielo. Si lo que quiero es besarte y tengo los labios sellados con lacra. Si lo que quiero es amarte y tengo el corazón embargado. Tiro los dados...te toca a ti.

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